domingo, 16 de agosto de 2009

Declaración de intenciones

Hay un largo continuo que recorre la tierra de la no-verdad. En un extremo se encuentra el engaño, con el que se pretende manipular al interlocutor. En el otro, quizá la explicación basada en la analogía, una no-verdad que, paradójicamente, sirve para entender la realidad.


En medio, un inmenso paisaje de fenómenos: la ilusión, la fantasía, la ironía y hasta el placebo, que es una versión ética de la mentira porque busca el beneficio del otro.

Así, dos variables sirven para organizar todos los actores de la no-verdad. Por un lado, la sabiduría, es decir, quién o quiénes saben que el mensaje se trata de una no-verdad. La segunda variable es el criterio ético, determinado por las consecuencias positivas o negativas del mensaje y por quién o quiénes reciben esas consecuencias.


De esto va este blog: de mentiras, farsas, ilusiones, placebos, cuentos y, en definitiva, de todo aquello que no es verdad, aunque a veces lo parezca.

Foto: Chema Madoz